Quiénes somos

Somos una ONG que agrupa a un amplio equipo profesional, multidisciplinar, cuyo objetivo es el desarrollo e implementación de planes de sostenibilidad urbana, reforma o rehabilitación del espacio público, planes de desarrollo estratégico territoriales, así como la divulgación y comunicación del conocimiento ecosutentable, para que socialmente podamos transitar el proceso de cambio contemporáneo y el desafío de la creciente complejidad de las ciudades.

viernes, 27 de enero de 2012

La Biomímesis

Entre la reconstrucción del hábitat planetario o el ecodiseño de la ciudad mundo


Estamos en un tiempo de crisis, crisis del medio ambiente y la expansión demográfica, crisis económica, crisis de modelos energéticos, crisis del modelo de producción, crisis de las ciudades (donde pronto habitará el 70 % de la humanidad); la magnitud de los interrogantes que nos interpelan es sobrecogedora y su escala lo es aún más. Todo esto nos permite inferir que estamos ante una crisis global, civilizatoria, de proporciones desconocidas, donde nuestros modelos de crecimiento y expansión sin freno, se han encontrado con su limite. La finitud de los recursos, las consecuencias tremendas de la contaminación y la sobre explotación, y la insostenible huella ambiental, que todo esto  trae aparejado. Surge entonces la urgente necesidad de encontrar alternativas en  un plazo perentorio de tiempo, a un modo inviable de desarrollo, que amenaza seriamente nuestra perspectiva de supervivencia como especie.

No hay manera de ampliar el planeta, en el sentido espacial, pero si hay muchas formas de optimizar, los recursos disponibles y su utilización, para que estos rindan en forma satisfactoria para toda la humanidad.
Escuchamos cotidianamente llamadas a la innovación y la creatividad en busca de respuestas al problema energético, al crecimiento de las ciudades, al problema alimentario, la movilidad y el agua, el trabajo, la salud y la contaminación que inunda el planeta (que paso a paso es cada día mas tóxico) mucho es lo que se hace pero es del todo insignificante ante la extrema gravedad de los problemas que tenemos que resolver que según opinión de muchos científicos es el mayor desafío que a atravesado la especie humana en los últimos diez mil años (incluyendo claro esta la tremenda injustificada e irracional distribución de la riqueza y los recursos del planeta.

Hace ya mas de treinta años que prolongamos este debate tal vez, lo que mas interesa ahora, en este contexto de crisis global, es encontrar modelos, aprender como hacerlo de otra manera.

Nuevas fórmulas, nuevas preguntas que guíen nuestra accionar, cuando diseñamos proyectos, preguntas tan sencillas como interrogarse sobre de donde vienen las cosas que consumimos o a donde van cuando a concluido su vida útil.

La ecoefictividad es un nuevo paradigma para el diseño de nuestro mundo. Un diseño que abarca desde la  visión del objetivo inicial hasta el producto o sistema que lo compone, hasta considerar la totalidad.

En realidad, la perspectiva ecoefectiva es una innovación tan extremada que provoca algo completamente distinto a lo ya conocido.

Y esto es verdaderamente la innovación.

No propone soluciones necesariamente radicales, sino un cambio de perspectiva. Una nueva perspectiva que debe seguir y conservar los ciclos de la naturaleza y que debe verse no tanto como una disciplina, sino como una declaración de compromiso.

Reducir, evitar, minimizar, sostener, limitar, detener. Estos términos que han sido los básicos en la mayoría de las consideraciones ambientales de la industria en las ultimas décadas , mucho es lo que esta mirada a aportado pero y al mismo tiempo, también han demostrado ser insuficientes.

Ecoeficiencia  significa “hacer más con menos”, un precepto que en términos ecológicos, es correcto pero incompleto, puede aceptarse como un paso en el camino de la innovación, pero el verdadero compromiso con el medio ambiente abarca un horizonte mucho mas amplio.
La ecoeficiencia es un concepto aparentemente admirable, pero no es una estrategia de éxito a largo plazo, además de ecoeficiencia necesitamos un modelo conceptual que nos equilibre con la biosfera.

Mucho antes que se acuñara el termino ecodiseño, a principios de la revolución industrial ya preocupaban, las consecuencias inmediatas, que la producción de las fabricas, minas y talleres  provocaba en la naturaleza y su entorno inmediato.
Surgieron muchos reformadores que alzaron su voz ,en aquel Londres del  siglo diecinueve devorado por las nubes de carbón y los efectos mas desvastadores se moderaron, pero no varió el punto de vista esencial del productivismo, mas y mas consumo de recursos naturales en lo que aun se creía un mundo sin límites.
Como cambiar  hoy el punto de vista para producir y reproducir nuestra civilización, de manera amigable con el medio ambiente integrándonos en el entorno como una parte mas, sin repetir los trágicos errores de la primera revolución industrial.
Cuando ya casi no queda tiempo, tendremos que aprender a marchas forzadas que somos parte de un ecosistema complejo, en el que estamos en constante interacción en cada una de nuestros actos cotidianos y que somos en relación y somos parte de un sistema del que no podemos prescindir.

Todo ser vivo está vivo mientras realice un constante intercambio de materia, información y energía con su entorno, los seres vivos se encuentran integrados y vinculados en sistemas donde se produce este flujo de la energía a través de intrincadas relaciones, este modo de vínculo es lo que denominamos ecosistema, un ecosistema a su vez interactúa con un sistema mucho mayor que es la Biosfera que alberga el total de la vida planetaria. Lo que ahora sabemos es que estamos alterando en forma grave el ciclo termodinámico de los flujos de energía de este sistema de sistemas, y lo sabemos por los datos que nos aportan múltiples indicadores, climáticos, pero también biológicos, extinciones masivas, migraciones y desplazamientos de seres vivos que en sus múltiples estrategias de supervivencia migran en busca de nuevos hábitats, ya sea por alteraciones en el ambiente provocadas, por causas directas, polución envenenamiento de aguas sellamiento de suelos, contaminación de residuos, o por causa del calentamiento global, sequías, alteraciones en el régimen de lluvias etc.

En estas condiciones solo hay tres alternativas: o cambiamos para adaptarnos a las nuevas circunstancias, o cambiamos el entorno o cambiamos de entorno. La ultima opción esta fuera de nuestro alcance, este es el único planeta que tenemos y no podemos irnos de él; la segunda, modificar el ambiente que nos circunda es lo que estamos haciendo desde que habitamos el planeta y la complejidad de la naturaleza ya nos esta dando muestras del precio que vamos a pagar por esta visión equívoca de control y dominio; la primera es la única puerta razonable que nos queda y que podemos aprovechar, para evitar y anticiparnos al colapso. Cambiar, cambiarnos a nosotros mismos.

Modelando con una nueva visión holística, nuestros intercambios en el ecosistema del que somos parte, desde una ciencia y una técnica integradora y responsable que abandone la ilusión del dominio de la tierra por la búsqueda de un saber más, más potente y éticamente sustentable e inclusivo que desarrolle modelos biomiméticos, cuya garantía de eficacia está avalada por tres mil quinientos millones de años de experimentación en el laboratorio planeta tierra. Estamos en los albores de una nueva era. O cambiamos la mirada para enfocar la tarea que nos toca afrontar como civilización o nos preparamos para un declive, progresivo y doloroso, un planeta con carencia de energía y recursos será un mundo más pobre limitado e inseguro y más injusto aún en el reparto de los recursos, en esto no hay opción, el problema somos nosotros y nosotros somos la solución.

El nuevo paradigma técnico y científico más su dimensión socio cultural que surge de la necesidad provocada por la múltiples crisis nos saca de esta infancia tecnológica y de la soberbia infantil que nos hizo suponer que podíamos dominar y someter a la naturaleza, sin que tener que pagar por ello.



Nos señala Jorge Reichmann:

“En los años noventa se extendió el consenso sobre el hecho de que el desarrollo sostenible ha de tener tres componentes o “pilares”: ecológico, económico y social. Se trata, así, de combinar en un modelo deseable de sociedad valores ecológicos (sustentabilidad, preservación del mundo natural por sí mismo...), económicos (eficiencia, satisfacción de las necesidades y aspiraciones humanas...) y sociales (justicia distributiva, eliminación del sexismo...). Esta combinación es contingente, no necesaria. Importa no llevarnos a engaño sobre este punto, y ser conscientes de que la relación entre estos distintos objetivos (justicia social, sustentabilidad ecológica, protección del mundo natural, etc.) puede ser conflictiva. El desarrollo sustentable, parte de un estado de conciencia que emana de una sensibilidad, formada en el conocimiento, pero un conocimiento que se apoya en una premisa ética, la que sin duda orienta la acción de políticas sustentables. Hay que subrayar que la sustentabilidad (y por ende el desarrollo sostenible) no es un principio de carácter científico-técnico (aunque incluya componentes que lo son), sino que tiene un carácter irremediablemente normativo: que la vida humana sobre este planeta haya de perpetuarse, y en qué condiciones, no son cuestiones de naturaleza científico-técnica. De ahí la necesidad ineludible, dentro de sociedades democráticas, de una participación social amplia y profunda a la hora de determinar las formas y contenidos del desarrollo sostenible. Y no solo por un principio democrático es imprescindible apoyar los proyectos en las sociedad, la que esconde la llave de la condición de posibilidad de un cambio a escala planetaria.

El principio de biomímesis en un sentido más amplio: se tratará, entonces, de comprender los principios de funcionamiento de la vida en sus diferentes niveles (y en particular en el nivel ecosistémico) con el objetivo de reconstruir los sistemas humanos de manera que encajen armoniosamente en los sistemas naturales. El metabolismo urbano, industrial, agrario, debe parecerse cada vez más al funcionamiento de los ecosistemas naturales.
No es que exista ninguna agricultura, industria o economía “natural”, sino que, al tener que reintegrar la tecnosfera en la biosfera, estudiar la biomímesis es una estrategia de reinserción de los sistemas humanos dentro de los sistemas naturales. 
Así, por ejemplo, el físico Fritjof Capra llama “estar alfabetizado ecológicamente” a comprender los principios de organización de los ecosistemas, y utilizar dichos principios para crear comunidades humanas sostenibles. Señala cinco grandes principios “ecoalfabetizadores”:
  1. Interdependencia 
  2. Naturaleza cíclica de los procesos ecológicos 
  3. Tendencia a asociarse, establecer vínculos y cooperar como características esenciales de la vida 
  4. Flexibilidad 
  5. Diversidad 
La naturaleza, “la única empresa que nunca ha quebrado en unos 4.000 millones de años” según el biólogo Frederic Vester, nos proporciona el modelo para una economía sustentable y de alta productividad. Los ecosistemas naturales funcionan a base de ciclos cerrados de materia, movidos por la energía del sol, ésta es su característica fundamental, si los contemplamos con “mirada económica”.
Se trata de una “economía” cíclica, totalmente renovable y autorreproductiva, sin residuos, y cuya fuente de energía es inagotable en términos humanos, la energía solar en sus diversas manifestaciones (que incluye, por ejemplo, el viento y las olas). En esta economía cíclica natural cada residuo de un proceso se convierte en la materia prima de otro: los ciclos se cierran. Por el contrario, la economía industrial capitalista desarrollada en los últimos dos siglos, considerada en relación con los flujos de materia y de energía, es de naturaleza lineal: los recursos quedan desconectados de los residuos, los ciclos no se cierran.
En la reconstrucción de los sistemas de producción imitando la “producción natural” de la biosfera se halla a mi entender la clave".

Si algo puede definirse como innovación, es esta visión que nos introduce en la complejidad las interacciones y las mutuas interdependencias huye de la hiperespecialización, de la segmentación del conocimiento, pero no habría que olvidar que innovar, no es sinónimo de invención, su significado remite a el momento exacto donde lo nuevo irrumpe en la sociedad y que esta lo acepta y lo implementa, transformándolo en parte de lo normalizado y regularizado de su patrimonio cultural y cognitivo.
Visto de este modo nos es difícil imaginar, que esta aceptación es producto de un proceso largo donde lo nuevo permanece en periodo de prueba de controversia durante un espacio de tiempo prolongado, y un tránsito lento hasta que se normaliza y acepta, prototipos y ensayos, y toda clase de pruebas, se hacen necesarios a para que este nuevo “hacer” ocupe su lugar en una cultura y en una economía determinada.
Será necesario divulgación, difusión y mucho debate social y recursos hasta que la evidencia práctica y una masa crítica de opinión pública dé paso a la aceptación de este nuevo conocimiento.

Por tanto cuatro grandes dimensiones deben considerarse cuando reflexionamos sobre un nuevo modo de hacer sostenible y su materialización práctica como una realidad operativa que motorice el cambio:
  • vencer la normal resistencia al cambio mediante la difusión del conocimiento, y acceso a la educación para todos (mas conocimiento que información) (más información socialmente necesaria que entretenimiento) (una educación mas creativa e inclusiva que formal) 
  • promover la participación y la transparencia en el proceso de construcción de la sostenibilidad, 
  • con la ciudadanía, abrir y vincular redes de colaboración solidaria, conocimiento e intercambio, local, regional e internacional, hasta que la gente incorpore en su imaginario la necesidad de un cambio, que abra las puertas a la aceptación  de la innovación como práctica habitual e inprescindible en un mundo en transición, desde la aldea local hasta la ciudad-mundo sustentable
  • diseñando otro modo de ser y hacer, solidario con los que nos rodean y con las generaciones que heredarán lo que hallamos hecho de este planeta.

Marcelo Spotti